Vivimos en una época de crisis continuas y de cambios radicales — desde una inflación cada vez mayor, el malestar social y los conflictos militares en muchos lugares del mundo hasta los efectos del cambio climático, los grandes avances tecnológicos como la IA y el prolongado impacto de la pandemia de la Covid-19.
Estos cambios son complejos y están interconectados. Para ofrecer una respuesta eficaz a todos ellos necesitamos enfoques holísticos que tomen en consideración el bienestar de las personas y del planeta. Así es como entendemos la banca los miembros de la Global Alliance for Banking on Values (GABV), una red de bancos independientes sostenibles que utiliza la banca para impulsar cambios positivos.
En un mundo en constante cambio, los bancos con valores hemos logrado adaptarnos sin dejar de lado nuestra misión y nuestros objetivos. No nos diferenciamos de los bancos convencionales por nuestra respuesta a los desafíos externos, sino por nuestro punto de partida, que determina todo lo que hacemos. En el Día de la Banca con Valores 2022 celebramos los valores que guían nuestro trabajo.
Las siguientes afirmaciones representan nuestro enfoque colectivo y explican cómo logramos un impacto real como instituciones individuales y como movimiento:
Somos un movimiento de organizaciones transformadoras que quieren generar un cambio positivo desde la actividad bancaria. Nuestra razón de ser emana de nuestra misión y nuestros valores. Crear un impacto positivo es nuestra razón de ser, no solo el resultado de nuestras actividades. Por ello, cada vez que afrontamos un desafío, volvemos la mirada hacia nuestros valores y nuestra misión para encontrar las respuestas adecuadas. Además de asumir medidas proactivas a la hora de financiar empresas y sectores para marcar una diferencia duradera y positiva, a veces esta respuesta nos obliga a tomar decisiones sobre qué no hacer o dónde no invertir para evitar posibles daños.
Celebramos y asumimos la diversidad, ya sea de género, raza, etnia, orientación sexual, religión, nacionalidad, etc. Al centrarnos en la economía real —que responde a las necesidades de la comunidad al tiempo que cuida del planeta— para los bancos con valores, las personas son lo primero. Y lo hacemos de muchas formas. Como movimiento global, practicamos la banca con valores en muchos contextos y mercados distintos y a través de modelos de negocio diversos, pero con el objetivo común de usar el dinero para crear un impacto social y medioambiental positivo.
Las finanzas juegan un papel clave en la configuración de la economía, de nuestra sociedad y del medio ambiente. Cada préstamo y cada inversión generan un impacto. Los bancos no son simples intermediarios del dinero; son agentes fundamentales del cambio. Cómo y dónde usamos el dinero influye en el bienestar de las personas y el planeta. Los bancos con valores ponen el dinero al servicio de las personas y el planeta. Además de contar con estrictos criterios de exclusión y con una oferta de productos sostenibles, usan intencionadamente las finanzas para abordar la desigualdad social y los retos medioambientales, contribuyendo a la construcción de comunidades resilientes e inclusivas, y cooperando entre ellas para impulsar el cambio en el sistema bancario.
Por su responsabilidad, los bancos deben mostrar si y cómo contribuyen con su actividad a la sociedad y el planeta; deben demostrar cómo evitan la financiación de actividades dañinas y cómo garantizan que las relaciones con sus clientes son justas y transparentes. Los bancos con valores tienen un claro conjunto de valores que informan y guían su toma de decisiones, además del compromiso con los clientes y comunidades. Estos valores son intencionales y están integrados en el modelo de negocio; nunca son simplemente un añadido.
Algunas palabras (SOSTENIBILIDAD, ESG, IMPACTO SOCIAL, CERO EMISIONES NETAS o ACCIÓN POR EL CLIMA) son cada vez más habituales en el sector financiero. Pero si estas no tienen una conexión directa con los valores que guían su actividad global, nunca servirá para conseguir una verdad transformación. Sin esa conexión, los criterios ESG (medio ambiente, sociedad y buena gobernanza), por ejemplo, se convierten en una mera transacción y carecen de sentido. Cuando los bancos con valores usan grandes palabras, demuestran que estas les importan de verdad y ejercen una influencia muy positiva que consigue activar un verdadero impacto.
Más allá de los riesgos financieros, los bancos también deben entender los riesgos medioambientales de sus actividades y cómo sus préstamos e inversiones influyen en el conjunto de la sociedad y el planeta. Los bancos deben adoptar un enfoque más integrado con las cuestiones sociales y medioambientales. No basta con ofrecer productos “verdes”. Todo el modelo de negocio ha de tener un propósito y centrarse en este objetivo. Es hora de tomar medidas y generar un impacto real que vaya más allá de las GRANDES palabras.